Los Bronces del Riace
El
16 de agosto de 1972 un buceador se encontraba en las aguas de la costa de
Riace Marina, en Calabria, el buceador era Stephano Mariottini visibilizó un brazo, creyendo que era el de alguna
persona desafortunada que había muerto ahogada, llamó a sus compañeros que se
encontraban con él ese día y juntos lograron liberar lo que él creyó un
cadáver, se trataba de una estatua de aproximadamente dos metros. Un día
después especialistas lograron sacar otra estatua de igual altura y muy similar
a la anterior.
De tales hallazgos se ha dicho mucho, desde
quiénes son los protagonistas, la autoría de dichas obras, hasta la forma en
que llegaron a las aguas de Riace.
La anatomía y la expresión emocional del humano
son las características principales de estos bronces, basado en la imitación
del orden divino, momento en el cual se le daba mayor importancia al ser humano
como tal que a las divinidades.
A simple vista y sin mayor descripción puede
apreciarse la perfecta tarea de los escultores, quienes cuidadosamente daban
forma a los detalles del cuerpo humano sobre aquella pieza de bronce. Las
figuras representadas son las de dos guerreros de la época, llamados así por la
principal característica de estos, la posición de su cuerpo, apoyada sobre una
pierna, mientras que la otra descansa y esta flexionada sin levantar del suelo
el pie. Sus brazos están en un ángulo recto, lo que podría decirse que portaban
un escudo, su otra mano se encuentra cerrada, lo que sugiere que también
portaban una lanza.
En su rostro puede reflejarse la fiereza de
estos, característica del estilo severo, en la estructura de sus ojos,
manteniendo una mirada fija, boca entreabierta en la que se aprecian sus
dientes como mostrando el poder que tenían sobre sus enemigos.
El guerrero viejo y el guerrero joven se hicieron
a partir del cuido de los detalles más mínimos para dar pie a una creación
realista, fuera de los cánones anteriores en el que sugerían mucho más respeto
a los dioses, muestra el enorme conocimiento de anatomía humana, las figuras
poseen una armonía, equilibrio en sus cuerpos, la obra en su totalidad
transmite la superioridad de los guerreros griegos sobre los otros.
Ares
Ares es considerado en la mitología griega como
el dios de la guerra, odiado por muchos dioses por su brutalidad y fiereza.
Como característica principal se encuentra la
posición, en la que deja caer todo el peso de su cuerpo a un lado, su posición
le brinda luces y sombras haciendo que la escultura tenga vida y no parezca
fija o fría, la escultura puede apreciarse de diferentes perspectivas, lo que
la hace más real.
Hermes
con Dionisio niño
El Hermes con Dioniso niño es una obra atribuida
a Praxiteles, un reconocido escultor de la época, obra que representa a un
joven apoyado sobre un tronco de árbol, aunque le faltan algunas piezas del
cuerpo como el antebrazo, dos dedos de la mano izquierda, entre otras partes
del cuerpo.
En la mitología griega Dionisio es hijo de Zeus y
Semele, esta le pidió a Zeus que le demostrara el poder que él poseía, Zeus
mostró su fuerza con rayos y truenos, Semele se impresionó muchísimo y murió. Como
Semele estaba embarazada Zeus sacó el feto de Semele y se lo cosió en su pierna,
este nació seis meses después, llamándole Dionisio.
La escultura representa el acto de Hermes de
transportar a Dionisio a la mansión de las ninfas, las cuales eran las
encargadas de la crianza de este, Hermes le ofrece al niño un racimo de uvas,
el cual no se puede apreciar ya que esta es una de las piezas que hacen falta.
El Hermes con Dionisio niño posee la llamada curva praxiteliana, en la que todo
el peso cae sobre el cuerpo y se apoya en su cadera, esto le permite darle vida
al crear movimiento en la pieza y como consecuencia de esto le brinda luces y
sombra, así como también pueda apreciarse por el frente y atrás.
Cabeza de
Benevento
La Cabeza de Benevento representa a un atleta
triunfador, como era costumbre la de dedicar estatuas a todos los atletas que
triunfaban en sus respectivas disciplinas
Se muestra una escultura minuciosamente hecha, en
la que se pueden apreciar con facilidad los detalles del cabello, que
también muchas otras esculturas de la
época poseen. Sus ojos parecen tener la atención fija en un objeto o persona,
pero que también muestra dureza y finos rasgos característicos del perfil
griego.
Además de poseer una belleza por la serenidad que
transmite, también refleja el sentido de victoria sobre sus adversarios, con la
mirada hacia abajo, como viendo desde lo más alto del pedestal a sus
adversarios que están debajo del campeón olímpico.
Eros
encordando el arco
En dicha escultura se rompe la frontalidad,
aspecto que llena de vida propia a Eros, la superficie rizada de sus cabellos
sugieren que se mueven con el viento o con cada movimiento del cuerpo, se
aprecia el contraposto, es decir el movimiento en sus piernas las cuales
avanzan.
Sus alas están en reposo, como sugiriendo que su
portador ha llegado al suelo para seguir su camino a pie, preparándose
misteriosamente para lanzar su flecha, su mirada está fija en un objetivo, el
objetivo de Eros.