miércoles, 19 de septiembre de 2012

Libro de los Muertos


Escena del Papiro de Hunefer (c. 1.275 a.C.), muestra el corazón del escriba siendo pesado en la balanza de Maat contra la pluma de la verdad por el Anubiscon cabeza de chacal. Tot, con cabeza de ibis, anota el resultado.



El hombre actual no dista mucho del que vivió hace 200 años, ni 500, ni mil, mucho menos de las primeras civilizaciones. Si bien hemos evolucionado con el paso de los años, desarrollado tecnologías para nuestra mayor comodidad nunca hemos podido saciar, o por lo menos hemos tratado, nuestra curiosidad sobre qué pasará después Y es que parece ley que se nos siembre la semilla de la inquietud y la necesidad enorme de saber de dar respuesta a lo que nos parece desconocido, hablar de nuestros orígenes parece fácil, pues, a lo largo de los años esta misma curiosidad se ha encargado de que muchos hombres se muevan y pongan a entera disposición, la voluntad, o el deseo personal, de dar respuesta a nuestras preguntas, de dónde venimos, como nacimos, el por qué de nuestras características, parece nato ese deseo en el que a veces nos vemos incapaz digerir correctamente.
Y como parte de nuestra necesidad humana nos vemos en la obligación de ver dos realidades, o por lo menos la verdadera realidad, algo así ocurre con respecto a la existencia de un ser que todo lo ve, la existencia de otras vidas fuera del planeta, o con la muerte, y es esta última la que ha sido objeto de estudios formales e informales, a partir de respuestas colectivas o propias en las que se han inmiscuido cantidad personas, instituciones o grupos, cada quien con un fin.
Nos remontamos a la civilización egipcia que habitaban desde el delta del Nilo hasta la isla Elefantina, llegando a tener influencia desde el Éufrates hasta Gebel Barkal, es aquí en estas tierras donde se escribe lo que muchos llaman un libro de hechizos, artilugios, o un texto funerario, lo cierto es que encontramos aquí más que un simple texto, dichos escritos eran concedidos a un selecto grupo de personas pertenecientes a la clase alta o a los faraones, estos textos mortuorios se encontraban pues, limitados a un grupo de personas, pero que con el tiempo fue siendo un poca más abierta a su accesibilidad, por lo menos a aquel tenía la liquidez suficiente de poder pagar su precio.
Los textos eran escritos y grabados en las tumbas de los faraones, esto para ayudarles en su otra vida, ya que los egipcios creían que la muerte era más que la pérdida de latidos en el corazón, sino la transición de una vida a la otra y que se debía de llevar consigo una especie de manual o guía que diera los aspectos que se tenían que cumplir para gozar de esta nueva etapa la cual no era fácil de conseguir.
Como el objeto de estudio así lo amerita debemos de hacer dos comparaciones de dos realidades, me refiero al Libro de los Muertos y la Biblia, específicamente aquel pasaje en el que se le concede a Moisés las dos tablas que contienen los 10 mandamientos.
Como se sabe, Dios dijo a Moisés que alisara dos tablas en las que él escribiría los 10 mandamientos, la cita bíblica dice así: "Y Jehováh dijo a Moisés: Alísate dos tablas de piedra como las primeras, y escribiré sobre esas tablas las palabras que estaban en las tablas primeras que quebraste", ya que las primeras también fueron escritas por Dios: "Y dio a Moisés, cuando con el dedo de Dios" (Éx 34:1). Aquí encontramos una singular similitud con Hammurabi, el cual presenció un hecho igual, Hammburabi escribió con ayuda de Shamasch, dios del sol, las leyes que este le pedía, este pasaje también puede verse en las leyes sumerias, el código hitita y las leyes asirias que recogen una serie de aspectos que debe cumplir aquel que desea llevar una vida dentro de lo correcto y ganarse así el cielo, como el cristianismo lo sugiere.
Y como ya es del conocimiento de muchos, Moisés fue criado en la clase alta, por así llamarlo, en la corte del Faraón era más que obvio que aprendería todas sus costumbres y era imposible que no tuviera acceso a el Libro de los Muertos, libro del que se supone se basó para escribir los 10 mandamientos cuando se encontraba en el monte Sinaí, en el que nadie lo vio por 40 días y 40 noches, tiempo suficiente para labrar en las piedras las reglas que hoy en día rigen al cristianismo.
Revisando el libro de los muertos encontramos las 42 purificaciones en la que se encuentran unas oraciones y posterior a estas una purificación en la que se invoca a un dios local para cada uno de los 42 nomos del Antiguo Egipto, como vemos a continuación.
Fragmento de las 42 purificaciones del Libro de los Muertos

Purificación
Deidad
1
Salve, el de largas zancadas, que vienes de Iunu (Heliópolis), no estoy haciendo Isfet (el mal)
Espíritu de Heliópolis
2
Salve, el abarcado por la llama, que vienes de Jer-aha, yo no robo (lit.: no hay robo en mí).
Espíritu de Jer-aha
3
Salve, divina nariz, que vienes de Jnum (Hermópolis), yo no albergo enemigos.
4
Salve, devorador de sombras, que vienes de Qernet, yo no asesino hombres [para ser dicho dos veces].
5
Salve, el de rostro terrible, que sales de Rosetau (Saqqara), yo no desobedezco requisitos.
Guardián de la necrópolis de Menfis
6
Salve, león doble, que sales del cielo, yo no tergiverso las palabras.
Shu y Tefnut
7
Salve, el de sus dos ojos de fuego, que sales de Sauty (Licópolis), yo no robo nada que pertenezca a Necher (Dios).
8
Salve, el fiero, que sales de espaldas, yo no digo mentiras.
Ojo de Ra
9
Salve, triturador de huesos, que sales de Neni-nisut (Hieracónpolis), yo no me llevo la ofrenda de pan.
Horus el viejo
10
Salve, el que espabila la llama, que sales del templo de Ptah en Menfis, yo no me desagrado a mí mismo.
11
Salve, el que está en sus cavernas, que sales de Amenti, yo no fornico con menores (niños que se dedican a la prostitución).
12
Salve, aquel cuya cara está detrás de él, que sales de su techo, yo no he sido corrupto.
Barquero de Ra en los campos de los juncos
13
Salve, Bast, que sales del lugar sagrado, yo no devoro mi corazón.
14
Salve, el de los pies calientes, que sales del amanecer, yo no me daño a mí mismo con mentiras.
15
Salve, devorador de sangre, que sales del tajo, yo no cometo usura con el grano.
Sejmet

No podemos obviar o tratar de no encontrar una similitud de lo escrito en el Libro de los Muertos, escrito mucho antes de que naciera Moisés, con los 10 mandamientos porque sería negar lo obvio creerse inocente en un mundo de pervertidos. He aquí algunas similitudes:
En el apartado que dice: Salve, el abarcado por la llama, que vienes de Jer-aha, yo no robo ( no hay robo en mí). Se le conoce ahora, en la versión cristiana, como el séptimo mandamiento, que dice No robarás.
Salve, devorador de sombras, que vienes de Qernet, yo no asesino hombres [para ser dicho dos veces]. Conocido como el quinto madamiento, , No matarás.
Salve, león doble, que sales del cielo, yo no tergiverso las palabras. Pasa a ser No dirás falsos testimonios, ni mentiras.

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