Escena del Papiro de Hunefer (c. 1.275 a.C.), muestra
el corazón del escriba siendo pesado en la balanza de Maat contra la pluma de la
verdad por el Anubiscon cabeza de chacal. Tot, con cabeza de ibis, anota el
resultado.
El hombre actual no dista mucho del que vivió
hace 200 años, ni 500, ni mil, mucho menos de las primeras civilizaciones. Si
bien hemos evolucionado con el paso de los años, desarrollado tecnologías para
nuestra mayor comodidad nunca hemos podido saciar, o por lo menos hemos
tratado, nuestra curiosidad sobre qué pasará después Y es que parece ley que se
nos siembre la semilla de la inquietud y la necesidad enorme de saber de dar
respuesta a lo que nos parece desconocido, hablar de nuestros orígenes parece
fácil, pues, a lo largo de los años esta misma curiosidad se ha encargado de
que muchos hombres se muevan y pongan a entera disposición, la voluntad, o el
deseo personal, de dar respuesta a nuestras preguntas, de dónde venimos, como
nacimos, el por qué de nuestras características, parece nato ese deseo en el
que a veces nos vemos incapaz digerir correctamente.
Y como parte de nuestra necesidad humana nos
vemos en la obligación de ver dos realidades, o por lo menos la verdadera
realidad, algo así ocurre con respecto a la existencia de un ser que todo lo
ve, la existencia de otras vidas fuera del planeta, o con la muerte, y es esta
última la que ha sido objeto de estudios formales e informales, a partir de
respuestas colectivas o propias en las que se han inmiscuido cantidad personas,
instituciones o grupos, cada quien con un fin.
Nos remontamos a la civilización egipcia que
habitaban desde el delta del Nilo hasta la isla Elefantina, llegando a tener
influencia desde el Éufrates hasta Gebel Barkal, es aquí en estas tierras donde
se escribe lo que muchos llaman un libro de hechizos, artilugios, o un texto
funerario, lo cierto es que encontramos aquí más que un simple texto, dichos
escritos eran concedidos a un selecto grupo de personas pertenecientes a la
clase alta o a los faraones, estos textos mortuorios se encontraban pues,
limitados a un grupo de personas, pero que con el tiempo fue siendo un poca más
abierta a su accesibilidad, por lo menos a aquel tenía la liquidez suficiente
de poder pagar su precio.
Los textos eran escritos y grabados en las
tumbas de los faraones, esto para ayudarles en su otra vida, ya que los
egipcios creían que la muerte era más que la pérdida de latidos en el corazón,
sino la transición de una vida a la otra y que se debía de llevar consigo una
especie de manual o guía que diera los aspectos que se tenían que cumplir para
gozar de esta nueva etapa la cual no era fácil de conseguir.
Como el objeto de estudio así lo amerita
debemos de hacer dos comparaciones de dos realidades, me refiero al Libro de
los Muertos y la Biblia, específicamente aquel pasaje en el que se le concede a
Moisés las dos tablas que contienen los 10 mandamientos.
Como
se sabe, Dios dijo a Moisés que alisara dos tablas en las que él escribiría los
10 mandamientos, la cita bíblica dice así: "Y Jehováh dijo a Moisés: Alísate dos tablas de piedra como las
primeras, y escribiré sobre esas tablas las palabras que estaban en las tablas
primeras que quebraste", ya que las primeras también fueron escritas por Dios:
"Y dio a Moisés, cuando con el dedo de Dios" (Éx 34:1). Aquí
encontramos una singular similitud con Hammurabi, el cual presenció un hecho
igual, Hammburabi escribió con ayuda de Shamasch, dios del sol, las leyes que
este le pedía, este pasaje también puede verse en las leyes sumerias, el código
hitita y las leyes asirias que recogen una serie de aspectos que debe cumplir
aquel que desea llevar una vida dentro de lo correcto y ganarse así el cielo,
como el cristianismo lo sugiere.
Y como ya es del conocimiento de muchos, Moisés
fue criado en la clase alta, por así llamarlo, en la corte del Faraón era más
que obvio que aprendería todas sus costumbres y era imposible que no tuviera
acceso a el Libro de los Muertos, libro del que se supone se basó para escribir
los 10 mandamientos cuando se encontraba en el monte Sinaí, en el que nadie lo
vio por 40 días y 40 noches, tiempo suficiente para labrar en las piedras las
reglas que hoy en día rigen al cristianismo.
Revisando el libro de los muertos encontramos las
42 purificaciones en la que se encuentran unas oraciones y posterior a estas
una purificación en la que se invoca a un dios local para cada uno de los 42
nomos del Antiguo Egipto, como vemos a continuación.
Fragmento
de las 42 purificaciones del Libro de los Muertos
Nº
|
Purificación
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Deidad
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1
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Salve,
el de largas zancadas, que vienes de Iunu (Heliópolis), no estoy haciendo
Isfet (el mal)
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Espíritu
de Heliópolis
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2
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Salve,
el abarcado por la llama, que vienes de Jer-aha, yo no robo (lit.: no hay
robo en mí).
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Espíritu
de Jer-aha
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3
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Salve,
divina nariz, que vienes de Jnum (Hermópolis), yo no albergo enemigos.
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4
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Salve,
devorador de sombras, que vienes de Qernet, yo no asesino hombres [para ser
dicho dos veces].
|
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5
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Salve,
el de rostro terrible, que sales de Rosetau (Saqqara), yo no desobedezco
requisitos.
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Guardián
de la necrópolis de Menfis
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6
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Salve,
león doble, que sales del cielo, yo no tergiverso las palabras.
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7
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Salve,
el de sus dos ojos de fuego, que sales de Sauty (Licópolis), yo no robo nada
que pertenezca a Necher (Dios).
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8
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Salve,
el fiero, que sales de espaldas, yo no digo mentiras.
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Ojo
de Ra
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9
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Salve,
triturador de huesos, que sales de Neni-nisut (Hieracónpolis), yo no me llevo
la ofrenda de pan.
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Horus el viejo
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10
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Salve,
el que espabila la llama, que sales del templo de Ptah en
Menfis, yo no me desagrado a mí mismo.
|
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11
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Salve,
el que está en sus cavernas, que sales de Amenti, yo no fornico con menores
(niños que se dedican a la prostitución).
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12
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Salve,
aquel cuya cara está detrás de él, que sales de su techo, yo no he sido
corrupto.
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Barquero
de Ra en los campos de los juncos
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13
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Salve,
Bast, que sales del lugar sagrado, yo no devoro mi corazón.
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14
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Salve,
el de los pies calientes, que sales del amanecer, yo no me daño a mí mismo
con mentiras.
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15
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Salve,
devorador de sangre, que sales del tajo, yo no cometo usura con el grano.
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Sejmet
|
No podemos obviar o tratar de no encontrar una
similitud de lo escrito en el Libro de los Muertos, escrito mucho antes de que
naciera Moisés, con los 10 mandamientos porque sería negar lo obvio creerse
inocente en un mundo de pervertidos. He aquí algunas similitudes:
En el
apartado que dice: Salve, el abarcado por la llama, que vienes de Jer-aha, yo
no robo ( no hay robo en mí). Se le conoce ahora, en la versión cristiana, como
el séptimo mandamiento, que dice No robarás.
Salve,
devorador de sombras, que vienes de Qernet, yo no asesino hombres [para ser
dicho dos veces]. Conocido como el quinto madamiento, , No matarás.
Salve, león
doble, que sales del cielo, yo no tergiverso las palabras. Pasa a ser No dirás
falsos testimonios, ni mentiras.
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